jueves, 24 de abril de 2008

Carta de un jefe de residentes

Carta de

un Jefe de Residentes

Residencias médicas: un enfoque comprometido

Finalizado el ciclo universitario, el médico recién graduado se enfrenta a laprimer decisión trascendente de su actividad profesional: ¿Comenzará a ejercersu labor sin posibilidad de perfeccionamiento, apremiado por circunstancias económicas?¿Intentará proseguir durante el post-grado con su formación, ingresandoal sistema de residencia médica? ¿Podrá compatibilizar ambassituaciones, accediendo a un régimen de concurrencia hospitalaria que le permita capacitarse y conservar la posibilidad de desarrollar actividades que le signifiquen un ingresoeconómico básico? ¿Habrá frustrado susintenciones de ingreso a la residencia, debiendo optar comoúnica alternativa por un plan de concurrencia?

Planteados los hechos de esta forma, surge un elemento fundamentalque debe ser claramente interpretado: la residencia presenta una composición heterogénea en la cualresidentes (como núcleo del sistema) y concurrentes(ingresados a través de diferentes mecanismos) conviven con el objeto de aprender,bajo diferentes niveles de motivación y posibilidades de entrega. Es este un punto clave. La obtención de los objetivos fijados y el método elegido adquieren una estrecha y delicada interrelación. El desafío será, entonces, alcanzar una mayor homogeneidad profesional delgrupo, manteniendo un nivel de formación creciente y constante para todos susintegrantes.

Dos ciclos diferentes marcan la progresiva transformación del médico residentedurante su carrera.

El comienzo va asociado a un período traumático y de profundos cambios.La comprensión de la magnitud de su ignorancia, la incesante adquisición de conocimientosy la dificultosa adaptación a un medio y ritmo de vida exigentes y plenos deresponsabilidades, suelen traducirse en crisis dedesorientación y angustia.No deben pasar inadvertidas para el grupo estas situaciones. El recién ingresado requiere orientación y apoyo. Los residentes avanzados se encuentran en una etapa en la cual adquisición y entrega al grupo se equilibran. Cabe a el/os un papel protagónico fundamental. Su participación como estrechos colaboradores del jefe de residentes en la labor docente y organizativa, es insustituible y debe ser permanentemente estimulada.Resulta claro tras lo dicho, que la búsqueda de una identidad definidaes tarea de todos los integrantes de la residencia. El jefe de residentes asume en este sentido un compromiso intransferible. Sus raìces se encuentran en la residencia misma y, por tanto, su actitud debe, ser claramente representativade la problemática de sus compañeros. Es su' deber convocarla opinión del grupo toda vez que sea necesario fijar posición, y es su responsabilidad transmitirexperiencias y equilibrio en las situaciones conflictivas.

Sin duda alguna, el rol que cabe al sistema de residencia en la formación profesional delmédico joven es incomparable.El aprendizaje continuo e intensivo, la responsabilidad creciente yla actividad supervisada permiten crear las condiciones más adecuadas para quien se iniciaen la especialidad. Son estos los postulados que deben firmemente ser defendidos durante la actividad cotidiana.

Médico residente, figura quijotesca, luchador incansable. El idealismo en nuestra profesión no ha muerto, la residencia vive ennuestros corazones.

MARCELO GARRIDO

Jefe de residentes de cardiología

Sanatorio Güemes

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